La razón de la
existencia de los radioaficionados ha permanecido invariable: la
capacidad de proveer comunicación cuando los sistemas
ordinarios de comunicación faltan en caso de desastre
Enrique Preciado F. (HP1IBF)
Hace más de un siglo, el 12 de diciembre
de 1901, los experimentos acerca de la transmisión inalámbrica
realizados por Guglielmo Marconi fructificaron en una
maravillosa revolución tecnológica cuya trascendencia hoy se
confirma con los incontables beneficios que le brinda a la
humanidad la comunicación inalámbrica.
Como impulsora de este desarrollo tecnológico
se destacó la actividad tesonera de centenares de
experimentadores que, con rudimentarios equipos de construcción
casera, aportaron nuevas ideas y estimularon el avance científico.
Muy pronto, esos cientos de pioneros devinieron
en miles de radio operadores extendidos por todo el mundo,
quienes con interés netamente científico originaron el
intercambio de datos, conocimientos técnicos e información
acerca de sus experiencias; desarrollaron su pericia y su
habilidad de interpretar las leyes de la propagación de las
ondas electromagnéticas y establecieron un sistema eficaz de
comunicaciones inalámbricas que en la actualidad alcanza a
todas las partes de nuestro planeta.
Hoy existen en el mundo más de 2 millones y
medio de radioaficionados que mantienen una constante actividad
en las bandas de radio; y, lejos de quedar en lo anticuado, a
medida que el desarrollo científico continúa revolucionado el
campo de las comunicaciones, los radioaficionados se adaptan a
las nuevas tecnologías disponiendo de modernos y cada vez más
compactos transceptores y accesorios, y adecuando su forma de
operar utilizando las ventajas que les brindan los nuevos
descubrimientos.
Sin embargo, a pesar de la evolución técnica
habida desde el mundo de ayer hasta el mundo de hoy, si miramos
hacia atrás veremos que la razón de la existencia de los
radioaficionados ha permanecido invariable: la capacidad de
proveer comunicación cuando los sistemas ordinarios de
comunicación faltan en caso de desastre.
Y si algunos creen que la aparición del
internet y los celulares significa un declinar de la radioafición,
la fragilidad de los sistemas de comunicación actuales frente a
lo cada vez más inestable de la conducta humana en el mundo de
hoy y lo impredecible de los fenómenos naturales refuerzan lo
contrario. Hoy las mentes sensatas reconocen la importancia y el
valor de contar con un servicio de radioaficionados, tal como se
demostró en la tragedia del 11 de septiembre.
Los gobiernos modernos y las comunidades
avanzadas en su desarrollo se preocupan por fomentar, amparar y
conservar el servicio de radioaficionados para que este se
mantenga activo y sea capaz en todo momento de socorrer a la
sociedad, a nivel nacional e internacional, en caso de que esta
sea afectada por un desastre y no cuente con las comunicaciones
regulares. De ahí la necesidad de crear conciencia en nuestros
gobiernos y nuestras comunidades de la importancia de mantener
políticas protectoras y estimulantes al desarrollo de la
radioafición en nuestros países para contar con esa reserva
tan valiosa en este mundo tan impredecible.
El autor es miembro del Radio Club de
Panamá